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La visión del platillo volante está frecuentemente asociada a
líneas de alta tensión como este caso acaecido en 1965 en Estados
Unidos. |
¿Se trata de un vasto plan educativo
a largo plazo, con el ánimo de ir habituando lenta pero eficazmente a la
población en cuanto a la constante presencia extraterrestre?...Con este
método de montar un perenne espectáculo en los cielos, en medio siglo
habrán domesticado la recalcitrante mente humana, que acabará aceptándolos
como un fenómeno de rutina. Milagros del precontacto indirecto, que
equivale a una impresionante campaña de relaciones públicas en orden a
crear una seductora imagen interplanetaria.
El no-contacto es una
realidad, sin perjuicio de que entre los extraterrestres y la raza humana
se estén produciendo, en gran escala, otras modalidades menos patentes de
interrelación, distintas al contacto abierto. En otras palabras, aunque el
hombre de la calle no lo sepa, el contacto existe según los
«contactados»-, no sólo en una sino en varias formas, y la única suerte de
comunicación por ahora ausente, es el establecimiento de relaciones
bilaterales, ostensibles y a la vista de todos.
Pudiera ser que un
acercamiento mutuo se conceda en exclusividad a las especies evolucionadas
y que el aislamiento, al menos parcial, de la raza inferior con respecto a
la superior, sea la tónica ante civilizaciones que se encuentran en su
primer estadio de despegue cultural.
¿Vivimos en un planeta joven y
por ello la transferencia de información en dos direcciones no está aún
formalizada?... ¿Somos una excepción, es atípico y claramente anormal lo
que está ocurriendo aquí?, ¿O estamos experimentando la secuencia
rutinaria de acontecimientos que han tenido lugar anteriormente en
trillones de planetas?
Las generaciones venideras tal vez
encuentren explicaciones a tantos desalentadores interrogantes sobre la
normativa del canje de embajadores entre planetas. Por nuestra parte,
hemos de contentarnos con ejercitar la imaginación controlada y recomponer
el imposible rompecabezas en base a un ingente montón de datos
aislados.
Se reportan unas cien observaciones al día, pero como
sale a la luz un exiguo diez por ciento de los casos, quiere decir que se
producen más de treinta mil incidentes en el mes, y millares de
fotografías, captaciones de radar, aterrizajes, paseos de humanoides y
monstruos antiestéticos, huellas y residuos en el terreno, agresiones,
raptos de personas, «contactados» y el cuento de nunca acabar. Un
espionaje bien planeado, que se concentra preferentemente en determinadas
áreas neurálgicas: embalses de agua potable, instalaciones atómicas, bases
militares, grandes factorías, centrales eléctricas, torres de microondas,
nudos de comunicaciones y otras.
Como ha comentado Aimé
Michel, la ausencia del contacto es uno de los elementos del magno
«festival del absurdo» extraterrestre, y el problema número uno que nos
plantea el fenómeno. ¿Por qué no se manifiestan?, clama la opinión
pública. Al estudiar una batería de eventuales respuestas, es preciso
recordar que quizás no obedezcan a un solo motivo sino a muchos, como
corresponde a la pasmosa complejidad del problema del
no-contacto.
Algunas Posibles
Respuestas
La situación y desarrollo evolutivo
de un sistema no pueden ser alterados por agentes externos al mismo, a fin
de que los miembros de este colectivo asuman la responsabilidad de adoptar
decisiones autónomas, de ejercer el derecho a crear su propio destino sin
interferencias exógenas. Según este principio de no-intervención, ninguna
humanidad planetaria está autorizada a perturbar el curso histórico de
otra, a excepción de los centros decisorios encargados por la legislación
del universo observable, de su supervisión, dirección y control. Su
equivalencia a escala unitaria es la sagrada preservación del libre
albedrío individual, ya que la realidad podría ser un conjunto de radical
y absoluta autodeterminación en todos sus múltiples niveles.
Hay
quienes opinan que el no-contacto es sólo transitorio; algo así como una
medida precautoria, o cuarentena. Por ahora se encuentran interrumpidas
las comunicaciones inter-espaciales, debido a violaciones históricas de la
normativa global. En terminología teológica el bloqueo provisional de
relaciones abiertas bilaterales sería producto del pecado original o de la
rebelión de Lucifer. La teoría del aislamiento punitivo es vigorosamente
defendida por los anónimos autores del fascinante «Libro de Urantia»
(Chicago, 1955).
Es posible que haya un insalvable desnivel de
psiquismo entre los supuestos visitantes y nosotros. Una comunicación
eficaz implica la comprensión del mensaje recibido. Pero supongamos que
las especies que merodean por nuestra atmósfera hayan seguido otra línea
evolutiva; su inteligencia se ha desarrollado en diferente dirección o
pertenecen a sistemas que nos son abismalmente extraños
(multidimensionalidad, universos paralelos, frecuencias vibratorias
interpenetradas, «realidades probables» de Seth, etcétera), con un
mecanismo cerebral (y su consiguiente proceso lógico), aparato psíquico y
dotación sensorial fantásticamente diversos a los del Homo Sapiens. En
tales circunstancias (muy probables además en un universo cuya primera
magnificencia observable es su asombrosa diversidad), cabe esperar
barreras mentales y lógicas infranqueables, la incomunicabilidad radical
entre sistemas. Lo que no debe de extrañarnos, pues somos incapaces de
dirigir signos y señales reconocibles a los millones de especies animales
que nos rodean y no sabemos decirle «me gustas» a un
rododendro.
Pudiera ser también que no bajen para no enfermar pues
no son inmunes a los gérmenes y dolencias terrestres. O bien porque no
soportan nuestro medio.
Hay otra «atmósfera» psíquica o
radio-biológica, que tampoco resisten según algunos «contactados». Son
gente normal, incapaz de convivir en un ambiente de odio y miseria ética
tan degradado como el terrestre. Se sienten desgraciados en mitad de un
océano de pensamientos y vibraciones «densos» y de baja estofa.
Si
tienen un nivel tan alto y tan desarrollado de inteligencia, puede ser que
no les causemos ninguna gracia. Exponerse a nuestro rudimentario sentido
del humor, perturbaría gravemente sus circuitos anímicos. Ni siquiera se
conmoverían con las sutiles ironías británicas y encontrarían intolerable
convivir con personas que no les capten al vuelo sus «golpes». Sólo este
importante motivo sería ya una explicación para el no-contacto.
Somos Muy Primitivos

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Ovni que ilustraba el
famoso «Informe Hynek» sobre objetos volantes no identificados,
encargado por el gobierno de EE.UU. |
A quién se le ocurriría «contactar»
con un montón de estiércol?... Nuestra perpetua historia de sangre, sudor
y lágrimas hace sospechar que nos han destinado a un receptáculo de vida
de moralidad atípica, donde por razones de economía y eficiencia penal han
concentrado a los espíritus delincuentes, incorregibles y gamberros de una
vasta región de la Vía Láctea. Un maldito basurero cósmico, donde sufren
condena toda suerte de canallas e inadaptados, no merece desde luego lazos
de amistad. Y no debemos culparles; reconozcamos que nadie va de gira a un
Sing-Sing debidamente aislado en el espacio y que no es apetecible tratar
con el «lumpen» residual de desterrados de muchos planetas cercanos, al
menos antes de que se reformen y rehabiliten.
Supongamos que les da
por abrir la espita del contacto. ¿A quién se dirigen?. .. ¿A la Casa
Blanca, al Kremlin, al Papa o a Lola Flores? No hay representación válida
para negociar a la única escala concebible que es la planetaria, dado que
un planeta (o quizás un sistema solar) es la mínima célula
político-administrativa viable a efectos de un pacto con El Espacio. El
contacto aguarda, como mínimo, a que organicemos un gobierno mundial
respaldado fehacientemente por la voluntad popular, capaz de designar
interlocutores acreditados y de promulgar disposiciones legales que
regulen pacíficas y constructivas relaciones interplanetarias.
Tal
vez sólo les mueva el deseo de aprender y una aséptica curiosidad
científica. Nos analizan fascinados como a insectos y, con sus métodos
prodigiosos de observación a distancia, no necesitan conexiones
personales.
Están investigando cuidadosamente toda la estructura
terrestre y buscan un buen índice de fiabilidad en los resultados. Para
ello, un principio generalmente aceptado de metodología científica
aconseja reducir al mínimo la influencia de los instrumentos de examen en
el sistema observado, máxime si sus componentes están dotados de
inteligencia, pues ya se sabe que la gente modifica su comportamiento
normal cuando se siente observada.
Suspensión Transitoria Del
Contacto
La «Rand Corporation» formuló una
serie de recomendaciones para los astronautas de la NASA en su prevista
exploración de planetas cercanos, y son todas ellas un lúcido manual de
prudencia interplanetaria que Otto Binder resume así:
-
Los
expedicionarios permanecerán en órbita y enviarán pequeños sondas sólo
si no se observa vida en la superficie.
-
Si se
comprobara la existencia de seres humanos, la primera expedición volverá
sin haber intentado un aterrizaje.
-
Un
segundo vehículo será lanzado con equipo ultrasensible, para espiar sin
que se aperciban los habitantes.
-
Sensores rotando en órbita fotografiarán la totalidad del
planeta.
-
Las
instalaciones militares serán cuidadosamente registradas.
-
Se
determinará si los nativos están más adelantados o retrasados que
nosotros.
-
Si los
aborígenes fueran hostiles, deben tomarse en los aterrizajes las máximas
precauciones.
-
Jamás
se descenderá en las grandes ciudades, sólo en áreas remotas con escasa
densidad de población.
-
Equipos
científicos recolectarán muestras de suelo, flora y fauna y otros
especímenes de interés.
-
Si
pobladores autóctonos se acercan a un artefacto, en ninguna
circunstancia se abrirá fuego contra ellos.
-
En tal
caso despegar inmediatamente y volver al cohete principal.
-
El más
extremo secreto debe ser mantenido sobre la presencia de nuestras naves,
y los acercamientos a la superficie sólo deberían realizarse durante la
noche.
-
Ningún
intento de contacto directo se llevará a cabo, sin asegurarse bien antes
de la reacción favorable de los indígenas.
-
Si los
naturales del astro extraño no son capaces de aceptar la idea de
visitantes de otros mundos sin sentir pánico, el contacto debe ser
postergado indefinidamente.
-
Se
pondrán en juego toda suerte de sutiles artimañas para mantener
perpetuamente en la duda a los nativos sobre la realidad de los
artefactos encargados de la observación clandestina.
Las operaciones descritas, que
requerirán varias incursiones, puede ser necesario mantenerlas durante un
largo período de años o incluso de varias décadas, y siempre con un
completo sigilo sobre la existencia de las aeronaves oriundas de la
Tierra.
Por lo que se ve, una explícita
antología de procedimientos de no-contacto es detalladamente aconsejada
por la Rand, «el mayor embalse de energía cerebral al servicio de
cualquier gobierno».
Contacto Secreto
Se ha especulado sobre una «Cosmic
Connection», el eventual acercamiento de los ufonautas a la «élite» que
detenta el poder decisorio, cuidándose bien ambas partes de que
negociaciones tan explosivas no trasciendan a la opinión pública. Cabe
considerar dos variantes distintas de semejante hipótesis:
-
Los
numerosos vehículos alienígenas y sus correspondientes tripulaciones que
el gobierno norteamericano atesora en recintos ultrasecretos, a tenor de
los convincentes resultados de una paciente investigación emprendida por
Leonard Stringfield y otros estudiosos del tema. El Pentágono, según
este coherente y bien documentado rumor, ha recogido más de una docena
de aparatos interplanetarios y muchos cadáveres de ocupantes,
principalmente en Méjico y en el sudoeste del país (Arizona, Texas y
Nuevo Méjico). Este sería un genuino contacto «sólido», utilizando
especimenes humanos y muestras de tecnología extraterrestre. Es de
suponer que tales artefactos no han sufrido, un accidente, como
irreflexivamente se ha apuntado, sino que los platillos «estrellados»,
junto con su contenido de enanitos calcinados, fueron colocados adrede
sobre la arena del desierto y en las inmediaciones de alguna patrulla
militar. Es significativo que a pesar de que los americanos lleven
décadas analizando ansiosamente en sus laboratorios las naves
«siniestradas», que sepamos no han logrado desentrañar el misterio de
sus sistema de propulsión, porque ésa precisamente habría sido la
intención de los que representan la complicada comedia sideral.
-
El segundo método de comunicación
oculta, al margen de las multitudes, consistiría en un «tête a tête» (o
mente a mente) entre los humanoides y los más encumbrados dirigentes de
Estados Unidos, China y Rusia. Ha corrido mucha tinta sobre alguna
suerte de conversaciones confidenciales entre las superpotencias y la
Confederación de Planetas, en orden a concertar un pacto de concesiones
y ventajas bilaterales, cuya primera y más cínica cláusula acordaría la
perpetuación del no-contacto abierto y público. Según Otto Binder: «Es
posible que los responsables políticos de los dos grandes bloques hayan
tenido encuentros secretos con los alienígenas. Ambos sistemas de
autoridad estarían solventando ahora, a dúo, el intrincado problema de
cómo presentamos a nuestros hermanos del cosmos, sin pulverizar
irremisiblemente la economía mundial, nuestros conceptos filosóficos, la
tranquilidad popular y nuestro modo de vida».
Contacto Privado

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La más extraña abducción
fue sufrida en Inglaterra por John
Avis. |
En esta categoría incluimos a los
polémicos «contactados», que afirman recibir datos descriptivos de la
realidad, proporcionados por agentes no convencionales que se valen de una
amplia gama de métodos de comunicación: encuentros persona-a-persona, con
figuras antropomórficas que descienden de un ovni, con entidades
súbitamente materializadas delante del testigo, por telepatía, a través de
un «médium» en estado de trance, por escritura automática, en forma de
escritos anónimos recibidos por correo, etcétera. Se trata de un prototipo
de contacto aislado, unipersonal y altamente selectivo, ya que los
testigos son cuidadosamente elegidos por ciertas cualidades específicas
apropiadas para el desempeño de la extraña misión que se les encomienda,
abundando entre ellos los inadaptados y oligofrénicos, gente inestable y
toda suerte de personalidades inestables y de ovejas negras.
Los
«hombres-contacto» han florecido en gran escala desde la década de los
años cincuenta, cuando abrió brecha el muy discutido (casi como todos
ellos) George Adamski. Su número es mucho mayor de lo que se cree: los
investigadores Don Elkins y Carla Rueckert han estudiado más de dos mil
casos, el francés Jean-Pierre Troadec doscientos setenta y la
Universarium Foundation de Portland (Oregón) insinúa que la nómina mundial
asciende a doce mil. El volumen de información transvasada vía
«contactados» es verdaderamente inmenso; calculamos que se han publicado
más de doscientas mil páginas -la mayoría de ellas en lengua inglesa-
sobre los temas más variados: Dios, la naturaleza del universo, las leyes
naturales que rigen el cosmos, el comportamiento moral, la historia de la
Creación y del planeta Tierra, la vida de Jesús, los rasgos de las
civilizaciones en otros astros y niveles de existencia, el catastrofismo
que nos espera de aquí al año dos mil y otras muchas cuestiones
científicas que van desde la astrofísica a la estructura económica y la
sociología; millones de palabras supuestamente reveladas que constituyen
un masivo depósito de información, tal vez de insospechado valor, a la
espera de que a la ciencia oficial se le ocurra someterlo a un metódico
análisis.
La literatura «contactada» no es ciertamente fácil, y
antes que nada hay que aprender a leerla. Sus textos no son lineales ni
cartesianos, pues junto a enunciados sensatos, que pretenden explicar la
realidad objetiva, aparecen premeditadamente mezclados «gazapos» que
consisten en burdas falsedades, indicaciones absurdas, ridículas y
contradictorias, elementos éstos infiltrados con ánimo de desprestigio,
para que resulte intrincada la tarea de separar el trigo de la cizaña, el
ruido de fondo o cortina de humo para despistar a los no avisados y
estimular el escepticismo en el grueso de la población. Obviamente esta
nueva revelación de la era atómica no va destinada a las masas, sino que
con ella se intenta influir selectivamente, en un reducido núcleo de
personas preparadas para asimilarla y que saben «de qué va la cosa», sin
afectar las creencias del resto de la comunidad.
El «contactismo» no es más que una
técnica, de lo más sutil y refinada, para comunicar nuevos conceptos,
heterodoxos y subversivos para el status quo, de tal modo que sólo los
capten los que son aptos para utilizarlos constructivamente y, al mismo
tiempo, que el hombre de la calle saque la opinión de que se trata de los
insensatos, un puñado de inofensivos charlatanes y desequilibrados. Es una
sutil estratagema para insuflar la verdad a los pocos que se la merecen,
sin efectos colaterales que trastornen a los que no se interesen por ella.
Aunque, a la larga, el resultado acumulativo sobre el colectivo humano de
los millares de contactados puede ser considerable y hacer las veces de
una lenta separación para culminar finalmente en el contacto
abierto.
La pareja formada por Don Elkins y Carla Rueckert ha
elaborado una brillante monografía sobre los «contactados», publicada bajo
el título de: «Secrets of the UFO», que de paso es uno de los estudios más
exahustivos, interesantes y reveladores de toda la literatura
ufológica. |